Tras anunciar su retirada del diésel, Volkswagen va a apostar por la gasolina, los híbridos o los eléctricos para imponer o consolidar la posición de sus modelos en el Viejo Continente. Este es el caso del nuevo Tiguan que cuenta con una oferta intermedia, el 1.4 TSi ACT 150, un motor de gasolina con desactivación de cilindros. ¿El compromiso correcto?
Acostumbrado a dominar el podio europeo durante casi 10 años, el Tiguan evoluciona ahora en un contexto mucho más turbulento. El escándalo ha llegado y se ha ido, la fiscalidad se ha endurecido aún más y la competencia ha crecido a gran velocidad.
Para contraatacar, el Tiguan puede contar con su nivel de confort de 4 estrellas, su espacio XXL y su impecable acabado, detalla el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada. Para ganar, puede alegar la presencia de tecnología superior, tracción total y, sobre todo, motores de gasolina avanzados. Este es el caso del 1.4 TSi ACT de cuatro cilindros con desactivación de cilindros.
Introducido en 2013 bajo el capó del Audi A3, miembro del Grupo Volkswagen, el motor de gasolina de cuatro cilindros sobrealimentado es capaz de desactivar dos de sus cilindros cuando la demanda de potencia es menor. En la ciudad o en los atascos, por ejemplo. Esto supone un ahorro de combustible de alrededor del 20%. Aunque se encuentra perfectamente a gusto bajo el capó de una berlina compacta como el A3 o el Golf, aquí se topa con un notable exceso de peso: el Tiguan, en vacío, arroja casi 1.423 kg en la báscula, lo que frena su conducción natural. En efecto, si a bajas revoluciones (principalmente en dos cilindros) brilla por su flexibilidad, su discreción y su disponibilidad, es fuera de las ciudades donde surge el problema. El cambio a 4 cilindros es inodoro e indoloro, pero la aceleración y la rapidez son muy pobres en la mitad del cuentavueltas.
Un agujero que resulta ser penalizador a la hora de iniciar un adelantamiento. Esta debilidad se debe en gran medida a la caja de cambios DSG6, que no aprovecha el par máximo (250 Nm) de este pequeño motor turboalimentado, que sin embargo está lleno de cualidades, siendo su objetivo optimizar el consumo y las emisiones. El resultado en el surtidor no es evidente, ya que esta situación obliga al conductor a cambiar la caja de cambios al modo Sport o a acelerar para compensar este defecto. Esto repercute en el consumo de combustible, con una media de 8,2 l/100 km registrada durante nuestra prueba. La sanción ecológica se mantiene bajo control con un coste adicional de «sólo» 473 euros. La caja de cambios manual de 6 velocidades es quizás más apropiada para aquellos que buscan un buen compromiso entre confort y eficiencia de combustible.
En cuanto a la conducción, el Tiguan se desenvuelve con soltura. El chasis es sensible, bien mantenido en las curvas y el confort es para nosotros el más avanzado del mercado de los SUV compactos. El alemán, aquí equipado con una suspensión controlada, coquetea con la perfección. Si a esto le añadimos un alto nivel de insonorización y unos asientos espaciosos, tenemos un excelente viajero. Según tus necesidades, es posible optar por la tracción total 4Motion.